Hacer callar al que todo lo silencia

No pretendía escribir sobre el asunto de moda, pero creo que es justo realizar unas valoraciones.

Todos los que habéis seguido este blog desde el principio sabéis que no me caracterizo por mis ideas monárquicas,si no más bien por todo lo contrario.Pero debo decir que desde el pasado día del incidente, el Rey ha mejorado notablemente a mis ojos.

Está claro que lo que sucedió no fue para nada ejemplo de ejercicio democrático, del talante y la compostura que debe reinar en una cumbre, que debería destacar por el encuentro y la concordia frete a la distensión y el enfrentamiento.Pero debo decir que me encantó ver como el Rey hizo una cosa soberbia: hacerle a un necio lo mismo que el necio hace con todos los demás.

No pude reprimir reírme de la cruel ironía: ver a Chávez probar el reverso tenebroso de su propia medicina. Este líder populista y "democrático", "ferviente defensor" de las minorías y de los derechos de los desfavorecidos ante el leviathán estadounidense, que pretende perpetuarse en el poder reformando una Constitución a su medida, y creando de facto otra dictadura bananera, arrastrado a los pies de nuestro monarca, y arrastrado, sobre todo, bajo el charco de su propia inmundicia, la de silenciar la verdad, la de hacer callar a los que pretenden reprocharle sus actos, y sobre todo, la de creerse en posesión de la verdad ante cualquiera que tenga enfrente.La verdad muchas veces es subjetiva,otras objetiva, pero cuando intentamos imponerla, la verdad se ciega y se torna injusticia.

Pues bien, mi querido Chávez, permítame despedir este comentario, parafraseando una de esas famosas rancheras que gusta utilizar en sus declaraciones:"..Y es que Chavecito, Don Juan Carlos sigue siendo el Rey..."