El pasado día 20 de Octubre Eta, una banda terrorista con más de 800 asesinatos en su haber, declaró que lo dejaba. Que ya estaba bien de usar el miedo, el tiro en la nuca, el secuestro, la extorisón y las bombas lapa para conseguir sus objetivos.
Que ya era bastante la sangre derramada para darse cuenta de su fracaso, de su inutilidad, de que quizá con el ejercicio de la palabra, de que quizá con la política o con el razonamiento, sea más fácil, al menos, que te escuchen, o al menos, que intentes hacerte escuchar.
Queda ver ahora el contexto que quedará tras las elecciones del 20 de Noviembre, pero, al menos, se abre un horizonte de esperanza, en el que el miedo quede relegado a un segundo plano.
Y resulta curioso, al menos, que este hecho haya coincidido con el asesinato de Gadafi. Un asesinato encubierto en una misión de liberación, en quitar al opresor y tirano del poder, en despojar al que antes servía a Occidente del control de oleoductos y riquezas. Me asquea esta hipocresía. Por mucho que Gadafi fuera un miserable, que lo era, es repugnante como la Otan entra en conflictos por meros intereses económicos.
Vivimos una era asquerosa, en la que los mercados, los intereses económicos, y los bancos hacen y deshacen a su antojo....Cuanto miserable más repugnante que Gadafi hay en el Fondo Monetario Internacional...La diferencia es que Gadafi ejecutaba y usaba la represión desde una chilaba, mientras que los del FMI hunden países y mercados desde trajes impecables. Para mí ambos son terrorristas...para mí ambos merecen desaparecer de la faz de la tierra...
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